Vengo a quejarme. Si, a quejarme. Trabajar para el Estado de forma gratuita ha sido un shock enorme tanto emocional como patrimonial.
Creo que este último mes ha sido duro, difícil, muy difícil... de mis tierras tuve que retornar para concurrir a la CAJ de La Florida, en donde se nos ofreció a los postulantes un cargo: redactor o tramitador, y se nos impuso un horario y mantener una disponibilidad constante todas las mañanas de lunes a viernes, sin considerar que muchos tenemos trabajos o familias. No, simplemente le gusta o renuncia, busquese otra Corporación que lo trate mejor que aquí (te dicen eso a sabiendas que son la mejor CAJ de Santiago).
Es verdad, el trato es digno, la Tutora es simpática y buena onda, tiene una paciencia de santa con la calaña de gente que llega a exigirle servicios gratuitos, mientras tiene que alinear y dirigir un pelotón rotativo de 12 cuasi abogados, con capacidades dispares, que no saben usar excel, que apenas machan las IAs, muchos de ellos sin alguna experiencia profesional, que apenas saben usar word, y hacerlos cundir y mover las causas.
Estoy agotadísima, gracias a Dios pude elegir ser redactora, no tengo que perder tanto tiempo en tribunales ni andar persiguiendo gente, receptores ni publicadores en el diario, para que mis gestiones sean notorias. Estoy unida a un cordón umbilical con mi Tutora, ella envía casos, yo redacto sus demandas, gestiono sus patrocinios y atiendo a los usuarios hasta que, un tramitador, me libera del trauma de tener que lidiar con las necesidades, urgencias y dificultades de la gente.
No me puedo quejar, el trabajo no es tan pesado, pero requiere estudiar varias horas, estrujar la creatividad, usar a mi amigo ChatGPT para que me revise todas las comas y puntos que escribo... pero si, es sacrificado. Sobretodo para personas perfeccionistas y ansiosas como yo que no pueden descansar sin ver todo listo, hecho, coordinado, subsumido al orden del proceso para el éxito del procedimiento.
He dejado de lado mi trabajo, pero yo se los advertí, no puedo rendir al 100% con el 40% de mi tiempo (o menos)... imagínense, es viernes... sábado ya, y recién terminé de escribir 2 de las 3 demandas que me asignaron esta semana. Mi marido de carrete, yo aquí escribiendo, escuchando música medieval... pensando en el examen de mi Clau, al que poco o nada he podido contribuir. Tengo un bloqueo mental al pensar en la materia del examen de grado, se me aprieta el esternón y el estómago, mi colón refunfuña y mis neuronas parecen llenarse de una niebla que me impide recordar y procesar el libro que escribí para dar esa prueba maldita.
Debe ser estrés post traumático, la falta de vacaciones, la negación a reconciliarme con el proceso, el sacrificio y el resultado.
Hoy todo es inocuo, superfluo, no puedo escuchar música mucho rato, me satura, no me deja pensar. Las relaciones interpersonales parecen vacías, todos hablan de lo que hacen con sus vidas y yo, cada día siento los eternos segundos que he desperdiciado en esta carrera.
Pero no todo es tan malo, tengo mis clientes (el 3° Trabajo), me va bien, ahora me dicen Abogada necesitamos su ayuda, Auditora tenemos un problema con el SII o con la Municipalidad. Yo soy feliz de ayudarles y cobrarles todo lo que la CAJ estruja de mi.
¡Cómo deseo disfrutar el viento y la tormenta, del tiempo fuera de sí, de la mente vagando en la penumbra de los sueños, de recuerdos muertos, de felicidades y éxtasis inimaginables!. Esa necesidad de volver al pasado, a una era en que no había que pensar tanto, en que las estrellas brillaban más intensas, en que las emociones no se contenían tanto, en las que el instinto parecía en armonía con la naturaleza.
Pero estoy aquí, luchando por la lógica y la razón, defendiendo causas que no son mías, por las que no me pagan... por las que me tengo que sacrificar, sólo para tener mi cartón.
En la oscuridad de la noche, con las luces de los semáforos titilando, viendo uno que otro auto pasar. Mi hija y sus ojos hermosos y brillantes, llenos de inocencia... hacen más presente esta soledad inconmensurable que me carcome las entrañas.