domingo, 10 de marzo de 2013

118va Entrada, Adagio: Stay, Rihanna

Abrí los ojos esta mañana, soñé con alguien que marcó un hito importante en mi vida escuchando esta canción en mi mente. Si quieres sentir lo que sentí al escribir lo que voy a escribir, tendrás que ponerle play varias veces.



De él esperaba muchas cosas... esperaba enamorarme, esperaba poder confiar en él, esperaba que mi sonrisa provocara lo que la suya provocaba en mi. Recuerdo que hablábamos horas por teléfono todos los días, nos veíamos todos los días en la universidad... estábamos siempre juntos, incluso un tiempo en un trabajo.

Tanto esperar por que sus hechos reflejaran sus palabras destrozó mi corazón, me perdí en el bosque oscuro de la frustración. Recuerdo que al comienzo lo molestaba cuando yo le contaba mis cosas, le decía que hablar con él era como hablar con una pared, eramos muy crueles.

Él tenía en su mente a otra persona, otras culpas, otras necesidades... nos usamos mutuamente para demostrar estupideces... él para demostrarle a esa otra persona que podía estar con alguien más y yo para demostrarme que podía lograr que alguien me amara de la forma que yo quería. Fracasé rotundamente... este orgullo estúpido de la juventud exprimió nuestros sentimientos, vació nuestras almas y solo dejó momentos y recuerdos incompletos.

No se puede obligar a nadie a amar, aprendí mi lección. ¿Cuál es la tuya?

Eramos jóvenes ambiciosos, dejábamos que otros decidieran cual era nuestra felicidad... créeme que lo intenté, intenté re enamorarme... pero no me puedo obligar a amar. Vivimos mucho tiempo dando vueltas en círculos consumidos por la rutina: Tu en tus cosas y yo en las tuyas... Nietzsche tenía mucha razón, como mujer intenté hacer que tu felicidad fuera la mía. Nunca descubrimos qué te hacía feliz completamente, por simple inercia, no pude ser feliz.

El tiempo pasó y cambiamos, tu intentabas darme en el gusto en todo asumiendo que esa sería mi felicidad, pero no te atreviste a vivir mi locura... yo me transformé en un monstruo que destruyó tu mundo, a punta de críticas y tristeza dejé que sangráramos hasta secarnos.

Dejé de hablarte porque siempre me molestó tu falta de valor para hacer las cosas que dices, siempre escondido viviendo con miedo. Cuantas veces te dije que si sientes miedo nunca podrás amar a alguien plenamente, si tienes miedo de entregarte a ti mismo y exponer tu corazón nunca podrás amar a alguien plenamente. Recuerdo cuando lo hice, recuerdo nuestros primeros meses de relación... quizá algún día puedas medir cuan doloroso fue para mi entregarte mi todo: mis dibujos, mis palabras, mi creatividad, mi tiempo, mi cariño, mi amor, mis energías. mi cuerpo... y ver que tu aún seguías enganchado a alguien que tu mismo decías que en calidad humana no me llegaba ni a los talones.

Si, mi orgullo me salvó en ese momento... mi ego debía vengar mi sufrimiento y así usé mi mejor arma contra ti: mis palabras... y tomé de ti la poca confianza que tenías en ti mismo y la dejé junto a mi corazón, ambos pisoteados en el suelo heridos de muerte. 

Tu falta de devoción en tus caricias me hizo sentir el objeto más indeseable que consume oxígeno en esta vida, alguien que no conoce el amor no puede hacerlo si piensa en si mismo... "un verdadero caballero seduce la mente de su mujer antes de siquiera tocarla"... seducir la mente y el cuerpo para hacer el amor... lo demás es solo sexo... intenté que fuera el amor.

Pese a todo, también lo intentaste, obligado pero lo intentaste... siempre me pregunté si habría alguna  cosa que realmente quisieras hacer y que de corazón quisieras compartir conmigo... pasaron los años y era mi corazón el que se volvió indiferente e insensible... ya no sentía nada, ya no quería nada, ya no amaba nada. En lugar de Conita quedó un profundo odio a mi misma por sus kilos de más...

Decidí que tenía que dejar de ser cobarde, que tenía que luchar por mi, que no podía seguir en esa situación, debía tener el valor de rendirme, de dejar de luchar y perdonarme. Decidí que no quería cargar con tus problemas.

Abrí los ojos esta mañana, soñé contigo y con tus padres... no he tenido el valor para llamarlos, temo sentir esta tristeza que me invade nuevamente, temo que mi voluntad por seguir adelante se tambaleé y corra a tu rescate. Pero no estás listo, no has crecido... aun tienes esa posición de victima ante la vida... aun tienes miedo. Algún día te liberarás de ellos y te darás cuenta lo maravillosa que es la vida cuando vives sin miedo, cuando te atreves a ser tu mismo despojado de cosas materiales.

Algún día mirarás al cielo y te enamorarás de sus colores, en silencio escucharas las conversaciones de las hojas de los árboles... mirarás los atardeceres en el mar y verás sus miles destellos y te maravillarás... y todo esto te traerá una felicidad inigualable, te sentirás agradecido con tu Dios por permitirte vivir el milagro de la vida y tu corazón te llevará a compartirlo con alguien que siente lo mismo que tu; y en silencio compartirán su felicidad, porque sus corazones vibrarán en la misma sintonía .. créeme que será perfecto, tengo fe que así será y tu serás inmensamente feliz y la otra persona también, porque serán uno en la vida que los puso en dos cuerpos separados.

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Es la mente de esta escritora al peo un cubo rubik, no intentes descifrarme porque he aprendido que las palabras vuelan ligeras en la vida, mueren cuando las hablas y se perpetúan cuando se escriben y se transforman en realidad cuando se convierten en acciones, el hacer o no hacer. 

Hacer o no hacer lo que dices es la clave para confiar en alguien, demuestra su honor... Lo que se escribe puede ser imaginación o ser el reflejo de una acción... ese es el misterio que rodea a las palabras escritas... cada escritor es un Dios en su propio universo de versos y prosas.

Honor, mi palabra es mi promesa y no he fallado salvo cuando quise hacerlo.

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