Él tomaba mi mano cuando íbamos al cine, se preocupaba siempre de lo helada que estaba... me acurrucaba en sus grandes brazos, sus ojos verdes me miraban con nerviosismo... sus ojos decían mucho más que sus labios.
Él caminaba con pasos amplios procurando que nadie se me acercara. En las despedidas, me abrazaba de tal forma que me fuera imposible olvidar su perfume, no podía dejar de sentirme suya... de alguna forma quise serlo, por eso atrapé su boca con la mía... quería saber a qué sabían sus nervios.
Él temblaba, y me enamoré de ese recuerdo deseando que fuera alguien más y siendo él a la vez.
Le dejé ir porque temí, temí no tener tiempo para mí y ahora que ya estás lejos quiero sus manos acariciando mi rostro, sus indirectas de reina, sus sueños de un hogar perfecto, sus ojos verdes pidiendo algo más que cariño.
¿Es demasiado tarde?
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