Cuando me preguntó de mi vida, le dije que no sabía qué me deparaba... me encanta un hombre que tiene el doble de mi edad (y un poquito más), hay mucha química y han pasado muchas cosas (menos la que yo desearía). Él me regaló otra visión del mundo, velocidad y una que otra locura... y aunque le de vergüenza de lo que otros piensan de nosotros por besarnos en la calle, yo siento que ha sido maravilloso. He tomado riesgos y cometido algunas estupideces, pero no ha sido suficiente, quizá ya no me quiera o desee, quizá ya no me hable y con esto se lleve un trocito de mi corazón y me duela hasta decir basta... pero le estoy agradecida y le deseo valentía y felicidad para su vida... Ella me miró y me dijo que entendía como me sentía, pero que no entendía como lo dejé ir, y le dije que de eso se trata la vida, el apego y la costumbre socavan las relaciones, si alguien quiere estar contigo "genial", y si no quiere estarlo, duele, pero es su decisión y tu debes permitirle libertad, así como tu debes ser libre y amar a quien te plazca y de la forma que se te antoje, aunque sea en un recuerdo.
Ella tomó su vaso de té, dio un sorbo y se quemó, nos reímos juntas y un montón de canciones comenzaron a sonar en mi cabeza... me contó que el otro había intentado enseñarle a tocar el piano y que ella en su vergüenza no le permitió tomar sus manos. Le dije que no había nada más maravilloso y romántico que tomar las manos de alguien que amas y enseñarle a tocar algunas notas... me contó que la canción que él quiso enseñarle era de una película que ella no había visto... una canción cuyo nombre no recordaba... tomé mi Chino y busqué en Youtube esta canción... sus ojos se inundaron de lágrimas, y los míos las contuvieron... llenos de recuerdos y emociones, cosas que han muerto en el tiempo, pero que al pensarlas te das cuenta que la vida te da momentos maravillosos para siempre recordar... siempre.
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