Es muy fácil detectar la amargura escondida en la sonrisa,
basta con mirar a los ojos de aquellos que dicen ser o estar felices. Sus
labios se expanden en una tremenda actuación, miran a las cámaras esperando que
palabras dulces lleguen de alguien, sus almas sedientas de aceptación social
las lleva a enamorarse de sí mismos a través de fotografías con esa maravillosa
sonrisa.
Cuando alguien sonríe desde el alma, no son sus comisuras
los que denotan hermosura, es el brillo de sus ojos los que iluminan el día. Es
muy sencillo ver la verdad.
He visto muchas fotografías de gente que quiero y que quise,
y logro distinguir en la captura de aquellos segundos quienes hoy son realmente
felices, porque en sus ojos no existe ápice de tristeza. Sin embargo, noto que
en momentos clave anhelan cosas del pasado, como un sueño que se ha esfumado…
anhelan un algo que absorbe la alegría, y se sumen en la melancolía.
Para aquellos que viven del recuerdo o de las posibilidades,
les digo que hay que dejar ir el pasado, que el futuro solo sirve para sembrar
sueños, lo importante es vivir el presente, hacer las cosas bien.
El gozo de la vida diaria se basa en el disfrute de las cosas
hermosas de la vida, aquellas cosas que podemos disfrutar gratuitamente y en
cualquier momento: el presente, el estar vivos.
Ojalá siempre recuerde estas palabras.
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