La belleza era indescriptible, los árboles hermosos meciéndose tranquilamente con el viento haciendo eco a las pequeñas olas que rompían suaves en la orilla. El sol brillaba en lo alto, lo suficientemente cálido para que la fría brisa acariciara el rostro suavemente.
Acostados en la tierra húmeda, vimos las nueves viajar... tal como nuestras palabras llegan a nuestra mente y a nuestro corazón, y como siempre el tiempo nos atrapa, llevándonos de vuelta a las paredes donde nacen los sueños, donde nos perdemos entre besos y abrazos.
El silencio nos cobija y nos despierta con el amanecer, es en ese momento en el que mi corazón dila entre tu mirada y mis miedos, desnudo y frío vuelve a latir... a veces le escucho, a veces oye las voces equivocadas... a veces ama a veces no, a veces la melodía es una sinfonía perfecta, otras veces se pierde en el entrecejo.
¿Cómo saber si es lo correcto?
El tiempo que viaja entre las hojas de los árboles nos lo dirá.
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