Cierra la puerta tras de sí, mira y observa, la abraza fuerte... no quiere que se escape, la pared y sus manos la convierten en su presa, con sus labios aprieta los grilletes que se retuercen en su corazón, acoplando sus latidos con la respiración, seduciendo su mente mientras quita su ropa e inhala su perfume... sus ojos brillan en la oscuridad, se sabe rey que asesina con gracia... se sabe dueño de sus sensaciones, ya conoce sus debilidades siendo consciente que aún quedan cadenas que cortar.
Un suspiro profundo se escabulle en una caricia, ella observa su mirada traviesa e insistente, anhelante... está perdida, cae en su propio precipicio, sus pensamientos se vacían dejando espacio para las nuevas sensaciones, permitiendo el nacimiento de emociones diferentes, sobrescribiendo sus miedos, olvidando el pasado.
Con su carácter se ha hecho el dueño de su templo, ya no es necesario tocar para entrar... él pasea libre en sus rincones, incluso aquellos donde la luz no alcanza a tocar.
No hay salida, nos hemos robado el alma a besos.
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