Que en la
soledad absoluta se consuma tu espíritu, que termine por devorar los últimos ápices
de tu alegría. ¿qué es la vida? Oh, señor, pregunto cuando miro al cielo, son
esos bellos colores inertes que me rodean, la fugacidad de las brisas, el
danzar de los árboles… es todo aquello tan mezquino y ajeno a mi tiempo… la
vida es demasiado arrogante para contar con su gracia sin causar amargura a
alguien… ¿ley de la vida, oh señor? ¿Tu felicidad es la infelicidad de otro? ¿Y
dónde está la plenitud de mi fe? Esta blasfema es igual a tu silencio… somos
acaso marionetas con las cuales te diviertes o acaso eres el profesor de esta
clase desigual.
Ni las
estrellas con su inmensa luz y belleza están llenas de vida, solo luz inerte a
lo lejos, fotones distantes que se pierden en el basto universo. En silencio
compartimos su luz como si fuera nuestra… como si pudiéramos capturarla con
nuestras débiles manos, solo podemos retener su imagen en nuestras retinas y en
nuestros cerebros… que ni siquiera duraran por siempre… perecerán y nadie vera
lo que vimos, ni siquiera la más bella de las fotografías puede igualar la
belleza de aquella imagen porque en nuestra idiotez y arrogancia estamos destinados
a creer que podemos tenerlo todo, cuando la verdad es que no tenemos nada,
incluso la materia es vacía, estamos llenos de vacío.
Estas
emociones no son mías, son robadas, mis emociones se encuentran recluidas en lo
más profundo de mi mente, nunca saldrán de ahí, no volverán a lastimarme, no
volverás a mirarlas… no eres digno… dignidad… la vida diga… no es más que un
concepto preconcebido, pre – aceptado que nos lleva al orden social, sin
embargo no sirve de nada… pronto colapsará y yo no estaré ahí para contemplarlo…
Lejos de
todo, incluso de mi cerebro… lejos
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