Las cortinas bailan con la suave brisa de la mañana, salen al balcón en un lento vaivén. El sol se asoma lentamente por la cordillera, acaricia las ventanas intentando entrar a la blanca habitación donde sus brazos me abrazan y envuelven protegiéndome de la frescura del amanecer. Abro los ojos lentamente, evito pensar en la realidad que envuelve al día lunes... los fines de semana son muy cortos.
En un susurro, los buenos días parecen más que buenos días.. es un perfecto día.
Sabemos que nos enfrentaremos a un día tedioso que transcurre a saltos frente a la pantalla de un computador, pero la mejor recompensa es que después del trabajo, nos veremos aunque sea por una hora... una hora perfecta.
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