Las pasiones se duermen ¿podrán despertarse? en letargo, vemos en lo que leemos aquello que llama a encender aquella flama que enciende la sangre, aprieta los músculos, bombea fuerte el corazón, se agita la respiración.
Esa entrega, esa desmesura irracional que transforma en bestias a quienes no saben dirigir su energía y potencialidad.
Recorriendo juntos los calendarios por más de un decenio, hemos cambiado y apagado ese instinto, quizá sea mi culpa, estoy exhausta. He sido diezmada por mis propias ambiciones, y cada vez que pienso que puedo más, el mundo se enlentece y me da a saborear el amargor de mi soberbia, devolviéndome a la soledad de encontrar las líneas en mi mente.
Quizá me estoy volviendo loca, mi estabilidad emocional se reduce con cada hora de estudio, con cada segundo de vida perdido entre libros de civil y procesal. Ya no sé cuántas horas, cuantos días, meses... pero si han sido 6 años eternos... y aún falta... falta tanto.
Quiero irme, ver mi cielo, escuchar el viento y mi lluvia.
¿Hasta cuando sigo posponiendo mi vida? Dios escúchame, dame fuerza... la necesito, por favor, que estos demonios adictos al sufrimiento y necesidad del cuerpo se alejen de mí. Protégeme con tu sabiduría, compárteme tu templanza, dame la mano, no me dejes caer en el abismo del auto flagelo que mi sombra empuja por sacar al consciente.
Ayúdame Dios, a encontrar la paz en este camino, a no perder esa chispa de pasión, el amor por crear, por pintar, por hacer música, por escribir... no me abandones en esta soledad tan profunda.
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