Por qué no tienes este exquisito mundo interior, dónde esta tu mente, dónde están tus sueños, dónde está la máquina de esperanzas que moldea tu vida, tu libertad y genera toda esa energía, dónde esta el sexo fantástico, el baile apretado y sensual, donde está toda esa vivacidad.
Simple... nunca existió, solo era un cuento de un libro, donde tu no eras el protagonista ni el personaje principal... solo eras ese personaje que aparece una vez y que solo está ahí para compartir la vida del protagonista por una micra de segundo.
Convéncete, no eres tu, aunque quisieras, el dueño de tu existencia. Solo eres un ánima consciente del desastre de su realidad, medio ciego, medio cojo, medio tonto tropezando con lo que no es para darse cuenta que su espectacularidad no está afuera ni en los demás.
Heme aquí, escribiendote de nuevo... no es como que te he echado de menos, realmente no he tenido tiempo para ti... apenas tengo tiempo para mi, tu ya dejaste de ser importante, ya no me importa si te visitan, si te leen, ni quien te lee.
El mundo ya no es lo que pensaba cuando te cree, ha cambiado porque yo he cambiado... tu también has cambiado, tienes nuevas políticas de seguridad, tienes reglamentos para los usuarios de la Unión Europea... y ¿a quién le importa? a mi por lo menos no... aunque signifique que "alguien" supervisará cada cosa que escriba, cada cosa que comparta...
Pasé por aquí debido a un sutil sentimiento nostálgico, rememorando aquellos momentos en que creía que a través de ti podía aportar un grano de arena a un mundo mejor, aquellos momentos en que creía que sin ti no existía, aquellos días en que creía que alguien me leía y que a alguien le importaba el contenido de mis palabras... que necia, que inmadura. Pero no olvido por qué te cree, no olvido que fuiste y aún eres un espejo de mi, que en ti leo lo que fui, lo que sentí, lo que pensé, lo que soñé y lo más importante, me hace recordar aquello que me hizo sentir, que me hizo ser humana.
¿Dónde quedaron aquellos sueños y anhelos? aquellas palabras del cuerpo, aquellas ilusiones hoy transformadas absolutamente en fuerza de voluntad de sobrevivencia, un respiro en este mar de vorágine. Como voy a tener tiempo para escribirte si me he empeñado en realizar mis sueños, no tengo tiempo para ser remilgada ni sentir autocompasión de mi. Si quiero algo no basta con desearlo, hay que ponerle energía para que éstos sueños se mantengan a flote.
Igual me pregunto si habrá un alguien que te lee, pero siempre es lo de siempre... nadie responde, nadie comenta... por tanto, nadie existe y ya no me importa... Mi Martina está aquí, estoy descubriendo a los Kuervos del Sur, la verdad me encantaron, te lo recomiendo, escúchalo, me hace soñar con mi Sur, con mi tierra donde residen mis sueños y mis esfuerzos.
¿Cambiar el mundo? Nah, cambiate tu, es más sabio, menos agotador, menos estresante, es simple, no por ello sencillo y fácil. No veas tele, escucha y no te metas, vive tu vida, leete, mirate y olvídate, avanza, olvidar el pasado pero no de donde vienes.
Heme aquí, escribiendote de nuevo, palabras al vacío, energía al viento, suspiros al cielo. Silencio en mi boca, mente en tormenta, imaginación sin límite... Desearía no ser la única sufriendo estos males, cada quien en su infiernillo... ¿cuál es el tuyo querido blog? Pues yo, que te cree para escribir en ti, para compartirte en alguna parte, para ser despojo de mis emociones, para ser mis intentos de liberación... significando tu esclavitud a mi servicio y aburrimiento, instrumento de lo que queda de mi humanidad.
Son las 8.51 de la mañana, llegué hace más de 30 minutos a
la oficina, compré mi latte de siempre en el Starbucks, estoy sentada en mi
oficina de siempre mirando como siempre al poniente. Desde el piso 50 se ve
todo Santiago, incluso en días como hoy, cuando el cielo está despejado y no
hay smog, puedo ver los aviones abandonando la tierra de las falsas ilusiones llevándose
el desdén del día a día. También se ven las nubes y todos sus contrastes
blancos, grises, rosados, amarillos… un tímido celeste desteñido en el
horizonte lejano y un azul intenso en el punto más distante del suelo… y yo
aquí espero, no con muchas ansías, la hora para ir a un conference... mientras, juego Candy Crush saga en mi
celular y escucho en este computador que escribo: “Le Moulin” de Yann Tirsen, de
la banda sonora de la película “Amélie”… y me detengo aquí a recordar mis tiempos de liceo... recuerdo que con mis amigas de entonces soñábamos que podíamos
cambiar el mundo, que no existía impedimento alguno para que las ideas, sueños y utopías se
concretaran. Pensábamos y reíamos mucho, soñábamos con un mundo positivo, lleno
de árboles, libertad, alegrías, "igualdad"… algunas soñábamos estar lejos de las grandes urbes cultivando papas y
viviendo de la pachamama… otras amaban esta ciudad y sus sucios rincones ¿Qué
será de ellas y sus extraordinarios sueños? ¿Habrán cambiado su mundo? ¿Tendrán las mismas
esperanzas que tenían hace ya 11 años? 11 largos años… 11 años de adultez nos
separan de aquellos sueños, donde hemos bebido el amargo trago de la realidad, y el yugo ha
deformado nuestras esperanzas y ha empoderado otros anhelos… ¿anhelos de viajes, árboles, tierra mojada, lluvia y playa? ¿O los habrán degenerado en materialismos, autos y casas sustentadas con un sueldo con más de seis ceros? ¡Ah! esa juventud, esos sueños que
en mi calaron hondo y han resistido incólumes al paso de los años y la degradación
de la vida de esclavitud en un sistema que absorbe energías, caduca los sueños
y los convierte en una simple fórmula con la cual sabes si sobrevives o no a
fin de mes.
De todo corazón, a todos esos sueños de juventudes, a todas esas
ideas revolucionarias que dan forma a una cultura e ideales, les doy un acápite en el cual les ansío vuelvan a ser trascendentales en esta vida, ya que son la revolución que detiene la corrupción de
nuestros corazones, nos devuelve la compasión y los ánimos de ser mejores.
Gracias por haber compartido esos momentos, hoy con
nostalgia los recuerdo en una melodía.