Doy gracias por la salud de mi familia, por sus ojos que pueden ver el sol que sale todas las mañanas, porque pueden sentir el frío y el calor, porque caminan en sus propias piernas, porque aman sin mesura.
Doy gracias a Dios por todas las cosas buenas de mi vida, de la vista que tengo desde mi nueva oficina, de mi trabajo nuevo, del ritmo que tengo, de la independencia que me da. Le pido que se mantenga, que yo haré siempre lo que tengo que hacer, lo haré bien, no fallaré lo prometo.
Gracias por darme la posibilidad de tener mis cosas, que he pagado con mi propio esfuerzo, gracias por tener mi propio techo en un lugar más que cómodo, gracias por poder amoblarlo casi sin ayuda, gracias por mi papá que me apoyó, gracias por mi mamá que me lo hizo difícil, gracias a ello puedo valorar aún más lo que tengo. Gracias a mi Álvaro por mantener mi temple, por dejarme llorar en horas de estrés y por contenerme entre sus brazos en aquellos momentos en que pensé que no me la iba a poder y que todo el mundo estaba en mi contra, ustedes son mi familia, y doy gracias a Dios por ustedes.
Gracias por mi chancho, disculpa las leves magulladuras producto de mi falta de práctica, experiencia y confianza. Gracias por los profesores que me han enseñado a ser un mejor conductor, gracias nuevamente a mi Álvaro por enseñarme la técnica, ya no sufro con los estacionamientos. Gracias por poder venir a trabajar en el chancho, por tener lucas para pagar el seguro, la bencina y las manutenciones. Gracias por la comodidad, por los viajes, la seguridad y la independencia otorgada.
Nuevamente agradezco por mi mamá quien me enseñó a ser fuerte, pragmática y agradecida de la vida, a mi papá quien desde su carácter pasivo me enseñó de la paciencia y la inteligencia. Gracias a ambos por enseñarme con amor y temple, por construir en mi una buena base para enfrentarme a la vida, no fue fácil, pero henos aquí.
Gracias a la vida porque vivo y conozco el amor, la felicidad y la alegría.
Soy feliz.