A veces hay que poner atención a los mensajes que te da la vida… esos mensajes que están ocultos en una situación, una palabra, un gesto, un silencio, un recuerdo… quizá en ellos podamos oír el eco de Dios resonando en nuestras almas.
Sin más, muchas veces nos sumergimos en nuestras tristezas y nos negamos a ver nuestros propósitos en la vida… vagamos sin rumbo y pensamos ¿Qué será? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué tengo este trabajo aburrido? ¿Por qué me siento tan cómoda en este lugar? ¿Por qué esta persona no me agrada? ¿Qué es lo que tengo que entender? ¿Por qué es todo tan difícil? ¿Por qué tengo la familia que tengo? ¿Por qué no tengo familia?... entre tantas otras preguntas que nos hacemos…
Responder nuestras preguntas, realizar esta ardua tarea introspectiva, puede llevarnos más cerca de nosotros mismos, a la esencia de nuestras almas, a la sabiduría universal, la trascendencia de nuestros espíritus e ideas.
El mundo actual nos confunde con sus colores y sus oleadas superficiales, con las relaciones banales y el estatus social. La moda, el cargo, el auto, la marca y tu ser se clasifican de acuerdo a ciertos estándares frívolos que ni siquiera se acercan a conocer la calidad del ser… porque ¿a quién le interesa? ¿No hay tiempo que perder? ¿Por qué estás muy ocupado? ¿Por qué tu mundo es demasiado importante?
Las trabas del ego, las trabas del “yo” que intenta mimetizarse en la sociedad para intentar pertenecer a alguna parte o algún grupo… que anhela la aceptación social, pero no es capaz de aceptarse a sí mismo… renuncia a su naturaleza y se transforma en un ser vacío lleno de aceptación social… ¿es eso lo que uno desea para su vida?
La madurez se distribuye amorfamente a través de nuestras vidas… ahora miro hacia el pasado y me doy cuenta que antes tenía unas maravillosas ideas sobre el ser… ideas que he abandonado conforme crezco y voy conociendo la naturaleza de las personas… pero he olvidado la mía… porque absorta en esta “realidad”, en este “universo”… se me olvida que lo que busco es la trascendencia de mi alma a través del conocimiento y la sabiduría… A veces me niego a aceptar la sabiduría de la vida y me relego a mi vida contemplativa…
Siempre estuve convencida, por alguna extraña razón, que uno venía a esta vida a perfeccionar el espíritu y a aprender algo trascendental para el mismo… y suele resultar que las cosas más difíciles de la vida nos entregan las lecciones más importantes… aunque es tan difícil ponerlas en práctica… que muchas veces uno tiende a caer cien veces hasta tener la fuerza suficiente para alcanzar el perfeccionamiento y así trascender a la otra vida.
Aunque aún no tengo muy claro cuáles son los otros propósitos de haber nacido en este tiempo y espacio… tengo nociones de las lecciones que aprender: paciencia, tolerancia, abolir mi egoísmo y aprender a amar realmente... debo recuperar el arte como vehículo de la imaginación, de la creatividad... la música nos acompaña en todo momento, para los que somos afortunados y podemos ver el mundo en colores y todo su esplendor, las millones de imágenes que procesamos por segundo deben ser capturadas y agradecidas, porque uno nunca sabe cuando dejará de verlos... más bien, el cielo de esta vida no se volverá a repetir.
Con cariño a mis pocos lectores, les recomiendo un libro fantástico de Brian Weiss “Lazos de Amor”… Está disponible en el BiblioMetro y en la red de la DIBAM.
Gracias Totales.
Cito los párrafos que más me gustaron:
"Cuando nuestra intuición, nuestros sentimientos más vicerales y nuestro espíritu saben algo más allá de cualquier duda, no debemos permitir que las razones de los demás, construídas sobre sus propios miedos, nos influyan. Sean o no buenas sus intenciones, pueden llevarnos por el mal camino y alejarnos del sendero de la felicidad."
"Nuestro camino es interior. Éste es el viaje más difícil y doloroso. Somos los responsables de nuestro propio aprendizaje. No podemos rechazar esta responsabilidad y echarla sobre las espaldas de otro."
"Siempre estuvo allí, y yo en realidad, nunca me di cuenta. A veces los árboles no te dejan ver el bosque."
"Es posible que nuestra mente diga: "yo no te conozco". Pero el corazón sí le conoce."
"Muchos de nuestros temores se basan en el pasado, y no en el futuro. A menudo, lo que más miedo nos da son hechos que nos han ocurrido en la infancia o en una vida pasada. Como los hemos olvidado o sólo los recordamos muy vagamente, tenemos miedo de que esos hechos traumáticos tengan lugar en el futuro."
"Los ojos, sin ninguna duda, son la ventana del alma."
"En el transcurso de nuestras vidas cambiamos de sexo, religión y raza con el objetivo de aprender desde todas esas perspectivas. Es como si fuéramos siempre a la escuela. Regresamos repetidas veces para aprender determinadas lecciones o cualidades como el amor, el perdón, la compresión, la paciencia, la conciencia o la no violencia. Debemos olvidar otros sentimientos que son producto de viejas imposiciones, como el miedo, la ira, la codicia, el odio, el orgullo o el ego. Sólo entonces obtendremos la licenciatura y abandonaremos esta escuela, Tenemos todo el tiempo del mundo para aprender y desaprender. Todo lo que siembre el hombre, lo cosechará algún día. En todas las grandes religiones se encuentra el concepto de karma prácticamente con las mismas palabras. Es un antigua sabiduría. Somos responsables de nosotros mismos, de los demás, de la comunidad y del planeta."
